POSORJA
SANTA
ELENA
Amanecía
en la población huancavilca. Los pescadores que habitaban lo que hoy se conoce
como península de Santa Elena se preparaban para hacerse a la mar. De pronto,
mecida por las olas y rodeada de blanca espuma que brillaba con el sol de la
mañana, apareció una pequeña canoa de madera que parecía volar sobre las aguas.
Sorprendidos,
los pescadores se acercaron nadando a la embarcación y la arrastraron hacia la
playa. Cuál no sería su sorpresa al descubrir que dentro de la barca venia una
pequeña niña. Era muy bonita, de rasgos delicados y cabellos claros. Estaba
envuelta en finas sábanas de algodón estampadas con extraños signos. Traía,
además, en su pecho, un caracol pequeño y tallado que colgaba de un cordón
dorado.
Los
pescadores la llevaron ante su cacique. Este y su esposa la tomaron bajo su
protección.
Le pusieron el nombre de Posorja, que quiere decir ”espuma del mar”,
Pues gracias a las olas había
llegado a ellos.
Posorja
creció rodeada de cariño y cuidados. Era una niña muy dulce e inteligente.
Cuando se hizo joven, sorprendió a todos porque empezó a predecir una serie de
acontecimientos.
Vaticinaba hechos cotidianos, como los buenos o malos
resultados de la pesca, si las cosechas iban a ser favorables,
y hasta quienes serían los ganadores
o perdedores de las batallas
entre las tribus. Pero también
anunciaba sucesos trágicos para
el
pueblo que la adoptó. Posorja
cobró fama de gran adivina
en
toda la región
Atahualpa
emprendió su regreso muy preocupado. Posorja, decidida, expreso ante todo el
pueblo:
Nunca
más se supo de ella, pero en la memoria de su pueblo queda el recuerdo de su
belleza y sus poderes para adivinar el futuro.
Un día,
conocedor de sus poderes, llegó hasta su pueblo el gran Huayna Cápac. Apenas la
vio, el Inca la reconoció como una enviada del dios Pachacamac y le pidió que
vaticinara su porvenir. Ella, muy triste, le reveló que pronto moriría en
Tomebamba y que sus hijos Atahualpa y Huáscar se enfrentarían en una guerra por
el reino.
Más
tarde, el Inca Atahualpa le pidió que le revelase su futuro. Posorja pronosticó
su triunfo sobre Huáscar y el breve tiempo que duraría su victoria. Le dijo,
además, que unos hombres blancos y barbados que llegarían por el mar le darían
muerte luego de tomarlo prisionero en Cajamarca.
Mi
misión en la tierra a terminado está ha sido mi última revelación Luego, se
dirigió al mar, soplo su caracol, ingreso a las agitadas aguas y las olas se la
llevaron.
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